Queci al bate
14 de agosto 2019: Un nuevo capitulo en la leyenda de Casey (August 14: A New Chapter in the "Casey" Legend)
August 14 is a special day in the continuing legend of Ernest Thayer's "Casey at the Bat." This year's August 14 marks the 131st anniversary of "Casey's" first performance by DeWolf Hopper at Wallack's Theater on Broadway. Unknown to the enthusiastic New York audience that evening, the ballad's anonymous author quietly celebrated his 25th birthday less than 200 miles away in Worcester, Massachusetts.
El 14 de agosto es un día especial en la continua leyenda de "Casey at the Bat" de Ernest Thayer. El 14 de agosto de este año se cumple el 131 aniversario de la primera actuación de "Casey" de DeWolf Hopper en el Wallack's Theatre de Broadway. Desconocido para el entusiasta público de Nueva York esa noche, el autor anónimo de la balada celebró modestamente su 25 cumpleaños a menos de 200 millas de distancia en Worcester, Massachusetts.
Ernest Thayer, nacido el 14 de agosto de 1863. Su apodo "Phin" reflejaba una fascinación juvenil con el empresario de circo Phineas T. Barnum, y sugirió un anhelo de extravagancia colorida que Thayer no lograría en su corta carrera como humorista periodístico, ¡con uno excepción notable! (Ernest Thayer, born August 14, 1863. His nickname "Phin" reflected a youthful fascination with circus impresario Phineas T. Barnum--and suggested a longing for colorful extravagance which Thayer would not achieve in his brief career as a newspaper humorist -- with one notable exception!)
Thayer--a modest, classically-educated man with a sense of humor embracing life's ironies and absurdities--was no saint. He embodied many of the same class and racial biases common to wealthy people of his era and upbringing. Yet in his ballads--and particularly in "Casey at the Bat"--Thayer grasped some fundamental truths, not only about baseball but also about heroic endeavor. Growing up in the shadow of the recent Civil War, and recognizing the difficulty of measuring up to the heroic stature of the previous generation, Thayer and his peers were challenged to re-imagine a new kind of heroism for their materialistic age. Thayer's classmate George Santayana rose to this challenge in his essays; Thayer's pal Sam Winslow captained the Harvard Nine to a championship; Thayer, in a different mode, attempted a similar feat with his verses grounded in classical wisdom. As Aristotle wrote,
...Poetry is more philosophic, and more deserving of attention, than history. For poetry speaks more of universals, but history of particulars.
Thayer, un hombre modesto, de educación clásica con sentido del humor que abrazaba las ironías y los absurdos de la vida, no era un santo. Él encarnaba muchos de los mismos prejuicios raciales y de clase compartida entre las personas ricas de su época y educación. Sin embargo, en sus baladas, y particularmente en "Casey at the Bat", Thayer comprendió algunas verdades fundamentales, no solo sobre el béisbol sino también sobre el esfuerzo heroico. Bajo la sombra de la reciente Guerra Civil, y reconociendo la dificultad de llegar a la altura de la estatura heroica de la generación anterior, Thayer y sus compañeros tuvieron el desafío de volver a imaginar un nuevo tipo de heroísmo para su era materialista. El compañero de clase de Thayer, George Santayana, se enfrentó a este desafío en sus ensayos; el amigo de Thayer, Sam Winslow, capitaneó a los Harvard Nine en un campeonato; Thayer, en un modo diferente, intentó una hazaña similar con sus versos basados en la sabiduría clásica. Como escribió Aristóteles:
... La poesía es más filosófica y merece más atención que la historia. Pues la poesía habla más de universales, pero la historia de particulares.
Josh Gibson (1911-1947) at bat in the 1930's. In 1940 and '41 Gibson played for the Azules de Veracruz. In 1940, batting .467, Gibson helped the Azules win the championship during their first year of existence. Gibson played in the U.S., Cuba, Puerto Rico, and the Dominican Republic in addition to his time in Mexico. In homage to Gibson's powerful hitting, in some circles in the U.S., Babe Ruth was known as "the white Josh Gibson."
Caseyatthe.blog has declared our intention to see the ballad of "Casey" translated into all the languages of the nations where baseball is played and enjoyed. It is time for "Casey" to transcend the historical, cultural, and language barriers which have confined the ballad to a particular time and place. As the first step in this effort, in celebration of the popularity of baseball throughout Mexico, Central and South America, and the Caribbean, we offer "Casey al Bate." It is set in a fictional town in Mexico in 1938, celebrating the long and rich history of the Ligas Mexicanas de Béisbol.
Caseyatthe.blog ha declarado nuestra intención de ver la balada de "Casey" traducida a todos los idiomas de las naciones donde se juega y disfruta el béisbol. Es hora de que "Casey" trascienda las barreras históricas, culturales y lingüísticas que han limitado la balada a un momento y lugar en particular. Como primer paso en este esfuerzo, en celebración de la popularidad del béisbol en todo México, América Central y del Sur y el Caribe, ofrecemos "Casey al Bate". Se desarrolla en una ciudad ficticia en México en 1938, celebrando la larga y rica historia de las Ligas Mexicanas de Béisbol.
James Thomas "Cool Papa" Bell (1903-1991). In 1940, Bell won the Triple Crown in the Mexican League, with a .437 average, 12 HR, 79 RBI, and 167 hits. Bell is widely reputed to be one of the fastest players ever to play the game.
Baseball has a rich history in Mexico, with evidence dating from the 1860's of Mexican students who had studied in California bringing the game back to Mexico with them. The Union Base Ball Club was founded around 1869 in Matamoros, crossing the Rio Bravo to play Texas teams in Brownsville. Since then, many Mexican nationals have played on MLB teams. Even more significant, by the late 1930's, baseball in Mexico had become a truly international game. Before Jackie Robinson broke the U.S. color barrier in 1947, African-American players from the U.S. played together with Mexicans and Cubans in the Liga Mexicana. Satchel Paige, James "Cool Papa" Bell, and Josh Gibson were some of the stars of the Liga Mexicana in that era--as were Cuban players like El Inmortal --the immortal Martín Dihigo, one of the most talented and versatile athletes to play the game in the 20th century.
El béisbol tiene una rica historia en México, con evidencia que data de la década de 1860 de estudiantes mexicanos que habían estudiado en California, trayendo el juego a México con ellos. El Club Union de Béisbol fue fundado alrededor de 1869 en Matamoros, cruzando el Río Bravo para jugar contra equipos de Texas en Brownsville. Desde entonces, muchos ciudadanos mexicanos han jugado en equipos de MLB. Aún más significativo, a fines de la década de 1930, el béisbol en México se había convertido en un juego verdaderamente internacional. Antes de que Jackie Robinson rompiera la barrera del color en los Estados Unidos en 1947, jugadores afroamericanos jugaban junto con mexicanos y cubanos en la Liga Mexicana. Satchel Paige, James "Cool Papa" Bell y Josh Gibson fueron algunas de las estrellas de la Liga Mexicana en esa época, al igual que jugadores cubanos como El Inmortal Martín Dihigo, uno de los atletas de béisbol más talentosos y versátiles en el siglo XX.
Martín Dihigo, (1906-1971), one of the most talented baseball players of the 20th century. Elected to the Baseball Hall of Fame in 1977, Dihigo was the Liga Mexicana's best pitcher and best batter in 1938. In 1937 he pitched the League's first no-hit, no-run game in Veracruz (photo courtesy of the Baseball Hall of Fame).
And yes, in these unsettling times, this translation is the bridge Caseyatthe.blog offers to the diverse Latino communities in North, South, and Central America, and the Caribbean, where baseball has been played and enjoyed for more than a century. Only by embracing the values of fairness and equality among the nations and peoples of the world can baseball demonstrate the universality which seems so elusive to the world outside the gates of the baseball stadium. Let us always remember that in an era when native-born Americans were excluded from the Major Leagues because of their race, they were welcomed by Mexico, Cuba, Puerto Rico and the Dominican Republic, together with players from other nations, to showcase their formidable talents.
Y sí, en estos tiempos inquietantes, esta traducción es el puente que Caseyatthe.blog ofrece a las diversas comunidades latinas en Norte, Sur y Centroamérica y el Caribe, donde el béisbol se ha jugado y disfrutado durante más de un siglo. Solo al abrazar los valores de equidad e igualdad entre las naciones y los pueblos del mundo, el béisbol puede demostrar la universalidad que parece tan difícil de alcanzar para el mundo fuera de las puertas del estadio de béisbol. Recordemos siempre que en una época en que los estadounidenses nativos fueron excluidos de las Grandes Ligas debido a su raza, fueron recibidos por México, Cuba, Puerto Rico y la República Dominicana, junto con jugadores de otras naciones, para demostrar sus talentos formidables.
Queci al Bate
Una balada de la República, cantada a cerca del año 1938
El momento parecía desesperado para los Guerreros Embarrados;
la pizarra decía cuatro a dos, con el partido casi terminado;
pues cuando Cooney fui retirado, y Barrows la primera no alcanzó,
una sombra amenazadora sobre el estadio descendió.
Unos pocos se fueron, cada expectativa disuelta;
el resto se aferró a la esperanza que eternamente suelta;
pensaron que si tan solo Queci pudiera montar un gran rescate,
apostarían un buen dinero--con Queci allá al bate.
Pues Flynn bateó antes que Queci, y también Bléque lo precedió,
y el primero era un payaso, y el último aun peor;
así falló la esperanza de la victoria o del empate,
pues todos dudaban que Queci podría llegar al bate.
Pero Flynn bateó un sencillo, con la afición en plena alerta--
y Bléque, el desdeñado, rasgó de la pelota su cubierta;
y cuando la gente se levantó, para ver lo que había ocurrido,
Bléque estaba a salvo en segunda, ¡y Flynn la tercera habia conseguido!
A partir de ese momento se levantó un fuerte grito;
que retumbó a través del campo, y resonó en el vallecito;
golpeó sobre la montaña, y así cambió el relato,
pues Queci, El Poderoso, avanzaba hasta el plato.
Había calma en su aspecto, cuando hacia su lugar caminó;
había orgullo en sus gestos; en su cara una sonrisa brilló;.
y cuando, en respuesta al aplauso, se mostró como en un retrato,
nadie en el estadio dudó que Queci había llegado al plato.
En plena vista se estregó las manos con el suelo suave,
y todos lo aclamaron cuando se las limpió en su traje;
y mientras el lanzador frotó la pelota en su cintura,
El Queci se paró desafiante en una solitaria postura.
Y ahora la esfera se precipitó del lanzador girando,
y Queci con suficiencia la miraba, apenas considerando...
Muy cerca del bateador la esfera tan rápido voló,
“No es de mi gusto,” dijo Queci. “¡Strike uno!” el árbitro entonó.
Desde las bancas, llenas de gente, se levantó un rugido alarmante,
como embate de las olas contra un precipicio distante.
¡“Muerte! Muerte al arbitro!" de la tribuna chilló un fulano;
pero el estadio se calló en quanto Queci levantó la mano.
Una cristiana sonrisa en su rostro apareció;
calmó el cresciente tumulto, y el juego recomenzó;
señaló al lanzador, y de nuevo la pelota voló;
pero Queci de nuevo lo ignoró. "¡Strike dos!” el árbitro gritó.
“¡Fraude!” gritaron los millares, y el eco lo mismo contestó;
pero con una mirada enojada de Queci la audiencia se calló;
vieron su cara severa y fría, y sus músculos en tensión,
y percibieron que Queci actuaría bajo intensa presión.
El odio se apoderaba de Queci; sus dientes rechinaban;
golpea con su bate el plato, y su última chance guardaba;
el lanzador agarra la bola, para el juego acabar;
y el estadio no respira, esperando al Queci golpear....
¡Ah! en una tierra lejana, las doncellas pasean con sombrillas,
en el parque toca la banda, y los niños cantan melodías;
y los ancianos cuentan historias, como las que Homero cantó;
pero no se alegran en la villa fangosa donde El Queci se ponchó.
--Ernest Lawrence Thayer, publicada por la primera vez en el San Francisco Examiner, 3 de junio, 1888